Ernesto Sábato (1911-2011)
Saber que la muerte está cerca y esperarla con la paciencia oportuna es propio de una persona que ha sabido disfrutar de la vida. Pero, tal vez, para un escritor y literato es distinto; Ernesto Sábato lo entendía así. Plasmar en palabras cada momento e instante vivido caracteriza a aquellos que no se conforman con quedarse con esa experiencia, pues comprenden que las circunstancias son fugaces, y que para eternizarlas, para adornar y precisar esas mismas, necesitan de una pluma y un papel.
A los 99 años, y alojado en la comodidad de su hogar en Santos Lugares, Argentina, Sábato dejó de existir. El escritor ya venía padeciendo de malestares crónicos, lo que auguraba un pronto desenlace como el ocurrido en esta madrugada. “Hace como 15 días tuvo una bronquitis y a la edad de él esto es terrible”, expresó su colaboradora Elvira González Fraga a radio Mitre. El día de hoy, Ernesto Sábato iba a ser homenajeado en la Feria del Libro que en estos momentos se celebra en Buenos Aires; sin embargo, su muerte no será impedimento para su realización.
Raúl Alfonsín, presidente de la Argentina entre 1983 y 1989, se valió de esta visión de Sábato para nombrarlo como director de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), tras el gobierno de facto de Jorge Videla en los setentas. En 1984, en un informe titulado “Nunca más”, el equipo de investigación de la Comisión recogió testimonios y documentó 8.960 desapariciones y la existencia de 340 centros de detención ilegal y tortura.
La literatura ha sufrido un golpe. Pero Ernesto Sábato esperaba este momento. "Siempre es levemente siniestro volver a los lugares que han sido testigos de un instante de perfección", dijo el escritor antes de publicar su última obra en el 2004 "España en los diarios de mi vejez". Sábato sabía que para cerrar la novela de su vida, ésta necesitaba estar en palabras. Tampoco se olvidó de escribirle al equipo del que era hincha Estudiantes de La Plata, y es que a Sábato muy pocas cosas se le olvidaron.
A los 99 años, y alojado en la comodidad de su hogar en Santos Lugares, Argentina, Sábato dejó de existir. El escritor ya venía padeciendo de malestares crónicos, lo que auguraba un pronto desenlace como el ocurrido en esta madrugada. “Hace como 15 días tuvo una bronquitis y a la edad de él esto es terrible”, expresó su colaboradora Elvira González Fraga a radio Mitre. El día de hoy, Ernesto Sábato iba a ser homenajeado en la Feria del Libro que en estos momentos se celebra en Buenos Aires; sin embargo, su muerte no será impedimento para su realización.
El autor de “El túnel”, “Sobre héroes y tumbas” y “Abbadón el exterminador”, siempre supo conmover a sus lectores. Ganó el Premio Miguel de Cervantes en 1984,máximo galardón que se otorga a escritores de habla hispana. Su obra se caracterizaba por tener presente al individuo como tal y cómo, con el devenir del tiempo, éste iba siendo preso de sus propias ideas y creaciones. Apuntaba a la civilización tecnocrática como desintegradora del hombre, específicamente los regímenes políticos; la búsqueda de pensamientos filosóficos que puedan superar la insuficiencia racional del hombre; y a su misma persona con problemas que no podía comprender.
Precisos momentos en que Sábato entrega informe "Nunca más" a Raúl AlfonsínRaúl Alfonsín, presidente de la Argentina entre 1983 y 1989, se valió de esta visión de Sábato para nombrarlo como director de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), tras el gobierno de facto de Jorge Videla en los setentas. En 1984, en un informe titulado “Nunca más”, el equipo de investigación de la Comisión recogió testimonios y documentó 8.960 desapariciones y la existencia de 340 centros de detención ilegal y tortura.
La literatura ha sufrido un golpe. Pero Ernesto Sábato esperaba este momento. "Siempre es levemente siniestro volver a los lugares que han sido testigos de un instante de perfección", dijo el escritor antes de publicar su última obra en el 2004 "España en los diarios de mi vejez". Sábato sabía que para cerrar la novela de su vida, ésta necesitaba estar en palabras. Tampoco se olvidó de escribirle al equipo del que era hincha Estudiantes de La Plata, y es que a Sábato muy pocas cosas se le olvidaron.
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