viernes, 25 de marzo de 2011

El periodismo de ahora y el de mañana

Hace unas semanas leí en el muro del Facebook del periodista Ramiro Escobar –estoy parafraseando- que la práctica del periodismo –documentarse y leer, para criticar la realidad- forma comunicadores egocéntricos. Y es que la profesión alienta a la constante adopción de perfiles profesionales: para hablar con un abogado, hay que leer las leyes y, por lo tanto, manejar un lenguaje jurídico; para hablar con un economista, un ingeniero o un sociólogo, se corre con la misma idea. -¡Debemos introducirnos en todos los campos del saber!, cuando el trabajo lo amerite –. Pero como el buen Ramiro enfatizó al final de su comentario, ese ego tiene que ser amansado y dominado, ya que se puede volver una amenaza para la profesión.

En su primer ebook lanzado, “Reflexiones sobre periodismo. Lo que dejó el 2010 y se viene en 2011”, Clasesdeperiodismo.com ha recopilado la visión de algunos periodistas latinoamericanos sobre el avance del periodismo en la Internet en el año que nos dejó y lo que se proyecta para este año. Muchos de éstos ven en las redes sociales, Twitter y Facebook, las mejores armas para lograr informar a los usuarios en tiempo real. Sin embargo, según ellos, los periodistas aún no saben manejar estas herramientas, ni otras que ofrece la red, a todo el potencial; sobre todo porque existe cierto sector conservador que no intenta comprender su manejo.

Mencionan que el fenómeno #Wikileaks ha puesto en jaque las empresas periodísticas, pues ha sido un grupo no-periodista el que ha revolucionado la manera de informar: ahora se puede confiar en todo usuario en la Internet que publique una investigación, sin el valor agregado de ser periodistas y la cuota de credibilidad que éste le da; convirtiendo a los diarios, en este caso, en meros traductores de información. Se tiene en cuenta el posible declive de estas empresas en la red: los proliferantes blogs, los casos de medios informativos que nacen en la red (como lasillavacia.com), y las redes sociales que permiten a todo usuario poder informar, son los rivales directos, pero que les llevan ya mucha ventaja.

Ante esta intimidación, los diarios han tenido que entrar en este mundo en los que ellos ya no son el centro de información. Es más, han creado un agente, no necesariamente periodista y joven de preferencia, dedicado a subir al portal textos que sí escriben periodistas, con la responsabilidad de propagarlos por la red. Los comunity manager tienen la encomienda de interactuar con todo lo que genere información, para que de esta manera, los diarios virtuales no pierdan contacto con sus consumidores. Pero asimismo, ante esta tendencia hacia un sistema de visualización, la infografía está teniendo un papel protagónico, y que hace surgir a otro agente especializado en este trabajo.

Otra gran adversidad para los medios tradicionales, es que, políticos, deportistas, actores, y todo personaje que se consideraba inalcanzable para las personas porque sólo salían en televisión o en los diarios, han incursionado en las redes sociales para tener más contacto con sus seguidores. Y vaya que a la mayoría de estos personajes les gusta divulgar sus actividades del día y del fin de semana a cada minuto.

No es raro, entonces, que se haya generado un temor en los periodistas, preocupados porque les quitan protagonismo y porque la mayoría de usuarios en la red “no hace periodismo” –parece una excusa para no querer aceptar su paso a segundo plano, antes que una verdad.

Pero como han sabido aclarar los periodistas en el libro virtual, se puede hacer periodismo en la red regresando a los orígenes, es decir, saliendo a las calles para toparse con la noticia, siendo unos “todo terreno”, como bien lo supo apuntar Javier F. Barrera; de portar un ipad ó un smartphone a todos lados, y estar conectados a la red para informar y convivir con aquellos usuarios que hacen un trabajo similar. Porque el mayor problema de los periodistas en esta era de las comunicaciones ha sido el no aceptar el brote de “periodistas improvisados”, que no manejan una lectura de la realidad, que no hayan estudiado cinco años en la universidad y no tengan el cartón de periodistas profesionales, y sobre todo porque éstos inexpertos se les anticipan con respecto a informar más rápido.

Casos como el terremoto en Chile y en Haití, el rescate de los mineros atrapados en el país del sur, el tsunami en Japón y el Mundial de fútbol en Sudáfrica, han servido para comprobar que cualquiera puede lograr informar con videos y fotografías y con 140 caracteres de texto.

Pero este drama por el que pasa el periodismo, pienso, es sólo una transición para acondicionarse a estas nuevas exigencias. Así como detallan Bárbara Yuste y Mario Tascón, nacerá una nueva forma de redactar, sobre todo, que esté acorde a lo rápido que se mueve el mundo y al poco tiempo que tienen las personas para informarse. Esa inédita etapa no la veo muy lejana y me estoy preparando para entenderla.

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