La labor periodística en estos tiempos ha sufrido cambios desde que la Internet apareció como una fuente de información libre. Las nuevas exigencias para el periodista trascienden ya las fronteras de una sala de redacción, sea dentro de un diario o medio digital, y erigen a éste como el principal responsable de encaminar esta profesión hacia un futuro aún incierto.
La contribución de un periodista para con la sociedad está cambiando. Transmitir meramente una noticia ya no puede ser considerado un aporte del periodismo en la construcción de un estado democrático. Ahora esta labor de difusor la cumple cualquier usuario con un smartphone conectado a las redes sociales. Cumplir con "solo informar" -entendiéndose en su criterio más básico- ya no es una opción en esta era.
Seguramente, muchas preguntas surgen con estas afirmaciones ¿Qué debe hacer el periodista de hoy? ¿Cómo informar en esta época digital? ¿Está demás el trabajo de un periodista actualmente? Las respuestas no están claras, pero sí hay ideas de lo que debe hacer un profesional en la actualidad.
El libro Periodismo postindustrial: adaptación al presente es un intento por demostrar cuáles son las habilidades que debe desarrollar un periodista en esta era de nuevos medios. Si bien en este paper no se aclara hacia dónde se dirige este oficio, sí queda claro qué deben hacer los reporteros de cara a las demandas que estos nuevos aires imponen.
UN PERIODISMO POSTINDUSTRIAL
La credibilidad es y será la mayor virtud de un periodista. Es precisamente esta virtud la que lo distingue de otros, sobre todo en la red, donde su palabra sobresale por sobre todo el ruido informativo en el que uno se puede confundir. Lograr que un usuario deposite su confianza no sólo se da a causa de ser preciso en los datos, sino también a partir de la exhibición de los mismos.
Una de las habilidades que ahora debe desarrollar un periodista es la narración. Usar los elementos disponibles en la web (como herramientas digitales) para acercar al lector un contenido más rico, pero además generar contexto y brindar fuentes de información que complementen una noticia.
El fin de la industria del periodismo -que se sustenta en la pérdida de protagonismo de los medios tradicionales como únicos espacios de información- ahora motiva que los periodistas tengan un sello propio. Si antes un diario hacía a un periodista, en este postindustrialismo, el periodista hace al periódico día a día al tener un nombre propio en el mundo virtual.
Sin duda la presencia que han ido ganando los corresponsales de agencias de noticias en Twitter ha permitido que estas organizaciones consigan un mayor prestigio. Los papeles se revirtieron en este caso, pero si uno se da cuenta la labor periodística sólo se reivindica.
Sería absurdo que un periodista intente adaptarse a estos tiempos si no cuenta con la motivación de emprender un nuevo rumbo. El periodismo ha sido, desde sus inicios, una profesión que evoluciona de la mano con la tecnología. Existirán 'dinosaurios' que no intentarán llevar el oficio a otro nivel, sobre todo los que critican y prefieren ignorar las mutaciones que sufre esta profesión.
De acuerdo a lo recogido del texto, la especialización de un periodista es fundamental y determinante en la actualidad. Para formar a una sociedad como la de ahora, sumergida en lo virtual, un periodista necesita entender sobre estadística y presentación de datos en formato web. La interactividad con los internautas están supeditas a la presentación de una nota que explote los elementos digitales (desde el hipervínculo hasta las presentaciones en plataformas temáticas).
Las notas ahora necesitan de un análisis periodístico, pero sin ser interpretativo. Su elaboración, así como las conclusiones que se recoja en este proceso, deben ser transparentes para no caer en una parcialidad intencionada. La calidad de un texto deberá primar por sobre la necesidad de publicar una noticia antes que la competencia.
Si bien estos cambios afectan directamente a los periodistas ¿Cómo influyen en las organizaciones de noticias?
MEDIOS BUSCANDO SOBREVIVIR
Una práctica que ya vienen realizando medios alrededor de mundo es la de aplicar el modelo de suscripción en sus webs. Así, existen ejemplos como The Boston Globe en Estados Unidos, The Times en Reino Unido, entre muchos otros, que han puesto un precio a sus muros de noticias.
Fuente thepaperboy.tv |
La financiación del periodismo es un problema aún sin resolver, al punto que es imposible asegurar que el paywall es la solución viable para generar ingresos de manera permanente. Lo que se puede observar es que existen menos periodistas trabajando en redacciones. Esto lleva a pensar que los medios tradicionales producirán, en adelante, noticias con menos empleados.
Un futuro para los medios es que necesitarán financiación de cualquier parte. Fundaciones, organizaciones y hasta de la misma publicidad. Pero algo que no se debe olvidar es que, finalmente, su supervivencia se vale de la generación de noticias. Lo que se ve ahora con mayor profundidad es que las agencias de noticias sufren una crisis económica, que si bien afecta al oficio de informar, paradójicamente, el periodismo vive su mejor momento al contar con los nuevos insumos que proporcionan las herramientas digitales.
Ahora, la labor del periodismo no sólo está en preocuparse por brindar contenidos de interés a las personas, sino también a exigir a las instituciones de gobierno a adaptarse a estas novedosas formas de informar. Uno no puede olvidar que el trabajo de esta profesión es la de supervisar las prácticas y actividades que efectúan las autoridades de una sociedad. De esta manera, si existen nuevos espacios de comunicación, los periodistas y los ciudadanos están en todo el derecho de demandar la presencia del Estado en los mismos.
Se preveía que con este nuevo ecosistema las cosas cambiarían para todos. Probablemente, como muchos dicen, esta sea la era del periodismo. De ser así, aún es desconocido hasta para sus intérpretes qué sucederá con su ejercicio. La adaptación a este postindustrialismo es un proceso, uno que ya se vive y que promete quedarse para no irse más.